domingo, 11 de marzo de 2018

El Bosque del Recuerdo. 11M

"Los cipreses son árboles resistentes, orgullosos y obstinados. No se van por las ramas. Crecen a lo alto, divinos ellos, hasta medio metro al año, sin nada que les distraiga de su obsesión por tocar techo. Los olivos, sin embargo, son especie pragmática. Domesticados por el hombre durante milenios, tienen una misión en su vida, que puede ser centenaria: dar cuantos más frutos mejor para sus amos. Por eso se expanden a lo ancho y no crecen más allá de una altura que permita a los humanos hacerse con ellos. 

Da gusto observar cómo conviven cipreses y olivos en el Bosque del Recuerdo del parque del Retiro de Madrid. Como Quijotes y Sanchos. Espirituales los primeros, terrenales a rabiar los segundos. Hay plantados 170 cipreses y 22 olivos en este promontorio, una especie de espiral hacia el cielo ideada como homenaje de la ciudad a los fallecidos en los atentados. Uno por cada asesinado. Hay otros monumentos, otros memoriales, pero es aquí donde las familias prefieren recordar a los suyos cada 11-M de cada año desde el primer aniversario. 

Quizá porque, lejos del bronce y el granito de las estatuas y las placas, los árboles están vivos, como ellos en su recuerdo. No hay un nombre para cada uno, pero puede que haya a quien consuele imaginar que uno de esos Quijotes, o de esos Sanchos, encarna la inconsolable ausencia de su ser querido. En diez años, alguno ha enfermado, ha muerto incluso, y ha tenido que ser trasplantado o sustituido por un ejemplar joven. Pero también había ancianos, y enfermos, y niños entre los caídos en las vías. Así es la vida. Hay alrededor del Bosque un hondo silencio."

El 11 de marzo de 2004, hace hoy 14 años, cuatro trenes saltaron por los aires en Madrid, en el que es el peor atentado terrorista de la historia de España. Al producirse las explosiones, los convoyes se encontraban en las estaciones de Atocha, El Pozo, Santa Eugenia y a la altura de la calle Téllez, cerca de Atocha. En total explotaron diez bombas que causaron la muerte a 193 personas e hirieron a otras casi 2.000.

En total, 193 personas de 17 nacionalidades distintas -la española la más numerosa (143 víctimas)- perdieron la vida en los atentados perpetrados por Al Qaeda: 34 perecieron en el tren que explotó en la estación de Atocha; 63 frente a su paso por la calle Téllez; 65 en el de la estación del Pozo; 14 en el que estaba en la estación de Santa Eugenia y 16 en diferentes hospitales. La última murió en 2014 tras permanecer en coma diez años.

A estas víctimas se sumó el policía del GEO Francisco Javier Torronteras tres semanas después, el 3 de abril de 2004, como resultado de las heridas sufridas cuando siete miembros del comando islamista autor de la masacre se suicidaron utilizando los explosivos que almacenaban en un piso de Leganés.

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