jueves, 1 de marzo de 2018

La Ñ

Si hay una letra singular en nuestro abecedario, esa es sin duda la letra ñ.

La ñ no entró en el diccionario de la Real Academia Española hasta 1803. Pero el origen de esta letra, genuinamente española, se remonta casi 1.000 años atrás.

Para conocer cómo surgió esta icónica letra hay que retroceder a la Edad Media. En latín, ni la letra ni el sonido correspondiente a la eñe existían. Pero a medida que el latín evolucionó y empezaron a surgir las lenguas románicas, como el castellano, el francés o el italiano, apareció este sonido nasal (el aire sale por la nariz) palatal (al pronunciarlo el dorso de la lengua se apoya contra el paladar) que identificamos como "eñe".

Al no existir en el alfabeto latino, los escribas tuvieron que inventar formas de reproducir ese sonido en los textos de las lenguas romance. Así, desde el siglo IX, los copistas empezaron a transcribir el sonido de la eñe de tres formas diferentes:
- Como una doble n (nn): canna (caña), anno (año), donna (doña)
- Como un gn: lignu (leño), agnus (cordero),
- Como "ni" seguido de una vocal: Hispania (España), vinia (viña)

El uso generalizado de estas tres formas de reproducir el sonido de la eñe , generó una situación caótica, en la que en un mismo texto se podían encontrar las tres variantes -ñ, gn y ni más vocal- sin que hubiese ningún tipo de uniformidad.

Esto fue así hasta que en el siglo XIII, la reforma ortográfica del rey Alfonso X el Sabio, que buscaba establecer las primeras normas del castellano, se decantó por la ñ como la opción preferente para reproducir ese sonido.

Esta letra tan característica del español, se empezó a usar cuando para escribir dos enes, como en las palabras anno e Hispanna, se montó la segunda ene sobre la primera con el fin de economizar espacio. Esto llegó a derivar con el tiempo en una simple vírgula (signo ortográfico a modo de acento). Así, las palabras que llevaban dos enes, han heredado con el tiempo este sistema y se escriben con eñe, como año y España.
Otras palabras que han derivado a eñe: senior-señor, vineam-viña y ligna-leña. La letra eñe, también procede de la conjunción del latín mn, como en la siguientes palabras: damnun-daño, somnum-sueño o autumnum-otoño.

En tiempos antiguos, era primordial ahorrar tiempo, espacio, tinta o papel, y se adquirió el hábito en desarrollar abreviaturas, como disponer un signo “9″ al final de la palabras, que expresaba la desinencia “orum” o “eorum”.
Y es que los monjes eran prácticamente las únicos que sabían leer y escribir en la Edad Media, por lo que la mayor parte de la cultura antigua se transmitió a través de la labor de estos copistas.

En otras lenguas románicas aparte del castellano, como el gallego optaron por la ñ (España) pero cada lengua románica adoptó su propia solución gráfica para el sonido palatal nasal. Así el italiano y el francés se quedaron con la gn (Espagne, Spagna), el portugués con la nh (Espanha) y el catalán con la ny (Espanya).

La eñe es un salto cultural de una lengua romance que dejó atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expresándose con dos.

En los teclados de otros países donde no existe la tecla para esta letra, podemos conseguir el símbolo dejando pulsada la tecla ALT y mientras teclear 1,6 y 4 en este orden. Entonces ya podemos soltar la tecla ALT. Para la eñe mayúscula, se emplea ALT+165.

Y es que no es lo mismo pena que peña ni cono que ...

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