Amado Karl:
Hoy pensé mucho en ti, casi más de lo
normal.
Hoy escuché una conversación que me llamó
mucho la atención; era un comentario de una persona que se quejaba de que su esposo llegaba todos los días muy
tarde a casa.
Si supiera que a mí no me importaría que
llegaras tarde siempre... Con verte llegar cada día me conformaría.
Otra se quejaba de que su marido la hacía
esperar durante varios minutos; si supieran que a mí me tienes esperando
durante meses sin verte.
Dicen que sus maridos sufren presiones en
el trabajo cuando nosotros vivimos a la espera de una tragedia y con el miedo
de no verte regresar, la angustia de la guerra y la desesperación de no saber
dónde estás, y la soledad de tu ausencia.
Las navidades, los cumpleaños, nuestro
aniversario de boda o cualquier otra fecha señalada que no podemos festejar
juntos; que nuestros besos y abrazos son de despedidas y no de celebraciones...
Amor estoy orgullosa de saber que tengo
un héroe que lucha día a día, y que a pesar de la distancia tiene la fortaleza de mantenernos
juntos.
Estoy orgullosa de ser la esposa de un
soldado alemán.
Perdona si me preocupo demasiado, solo le
pido a Dios que cuide de ti donde quiera que te manden y que permita tu regreso
sano y salvo.
Tuya por siempre
Libia, octubre de 1942
Cariño mío:
Ahora,
si no hay problemas, vas a saber todo a cerca de lo que ocurre aquí. Sé
que te llevarás una gran
sorpresa cuando te llegue esta carta... ¡Si
alguno de mis superiores la ve...!
Quizá te gustará saber cómo está el ánimo
de los hombres aquí. Bien la
verdad es que (y como te dije antes, me fusilarán si alguien de importancia pilla esta carta ) todo el mundo está totalmente harto y a ninguno le queda nada
de lo que se conoce como patriotismo.
A
nadie le importa un rábano si
Alemania tiene Libia, Túnez o
Egipto. Lo único que quiere todo el mundo es acabar con
esto de una vez e irse a casa.
Esta
es honestamente la verdad, y cualquiera que haya estado en los últimos meses te dirá lo mismo. De hecho, y esto no es una
exageración, la mayor esperanza
de la gran mayoría de los
hombres es que los disturbios y las protestas en casa obliguen al gobierno a
acabar como sea. Ahora ya sabes el estado real de la situación.
Yo
también puedo añadir que he perdido prácticamente todo el patriotismo que me
quedaba, solo me queda el pensar en todos los que estáis allí,
todos a los que amo y que confían
en mí para que contribuya al
esfuerzo necesario para vuestra seguridad y libertad. Esto es lo único que mantiene y me da fuerzas para
aguantarlo.
Dios
te bendiga cariño y a todos los
que amo y me aman, porque sin su amor y confianza, desfallecería y fracasaría. Pero no te preocupes corazón mío porque
continuaré hasta el final.
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