viernes, 12 de enero de 2018

Ultimas cartas


Wiesbaden marzo 1942
Amado Karl:
Hoy pensé mucho en ti, casi más de lo normal.
Hoy escuché una conversación que me llamó mucho la atención; era un comentario de una persona que se quejaba  de que su esposo llegaba todos los días muy tarde a casa.
Si supiera que a mí no me importaría que llegaras tarde siempre... Con verte llegar cada día me conformaría.
Otra se quejaba de que su marido la hacía esperar durante varios minutos; si supieran que a mí me tienes esperando durante meses sin verte.
Dicen que sus maridos sufren presiones en el trabajo cuando nosotros vivimos a la espera de una tragedia y con el miedo de no verte regresar, la angustia de la guerra y la desesperación de no saber dónde estás, y la soledad de tu ausencia.
Las navidades, los cumpleaños, nuestro aniversario de boda o cualquier otra fecha señalada que no podemos festejar juntos; que nuestros besos y abrazos son de despedidas y no de celebraciones...
Amor estoy orgullosa de saber que tengo un héroe que lucha día a día, y que a pesar de  la distancia tiene la fortaleza de mantenernos juntos.
Estoy orgullosa de ser la esposa de un soldado alemán.
Perdona si me preocupo demasiado, solo le pido a Dios que cuide de ti donde quiera que te manden y que permita tu regreso sano y salvo.
                                                        
                                                               Tuya por siempre



Libia, octubre de 1942
Cariño mío:
Ahora, si no hay problemas, vas a saber todo a cerca  de lo que ocurre aquí. Sé que te llevarás una gran sorpresa cuando te llegue esta carta... ¡Si alguno de mis superiores la ve...!
Quizá te gustará saber cómo está el ánimo de los hombres aquí. Bien la verdad es que (y como te dije antes, me fusilarán si alguien de importancia pilla esta carta ) todo el mundo está totalmente harto y a ninguno le queda nada de lo que se conoce como patriotismo.
A nadie le importa un rábano si Alemania tiene Libia, Túnez o Egipto. Lo único que quiere todo el mundo es acabar con esto de una vez e irse a casa.
Esta es honestamente la verdad, y cualquiera que haya estado en los últimos meses te dirá lo mismo. De hecho, y esto no es una exageración, la mayor esperanza de la gran mayoría de los hombres es que los disturbios y las protestas en casa obliguen al gobierno a acabar como sea. Ahora ya sabes el estado real de la situación.
Yo también puedo añadir que he perdido prácticamente todo el patriotismo que me quedaba, solo me queda el pensar en todos los que estáis allí, todos a los que amo y que confían en mí para que contribuya al esfuerzo necesario para vuestra seguridad y libertad. Esto es lo único que mantiene y me da fuerzas para aguantarlo.
Dios te bendiga cariño y a todos los que amo y me aman, porque sin su amor y confianza, desfallecería y fracasaría. Pero no te preocupes corazón mío porque continuaré hasta el final.



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