La Escuela Virgen de Guadalupe es un
centro educativo perteneciente a la
Orden Religiosa de la Compañía de Jesús, fundada en 1961. Siendo,
desde entonces, un referente en el barrio de San Roque y en la ciudad de
Badajoz, por su forma cristiana, cultural, científica, técnica y profesional; y
en el que se ofertan los siguientes niveles educativos: Educación Infantil,
Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación
Profesional de Grado Medio y Grado Superior.
Como casi 60 años de historia dan
para mucho, no pueden faltar las historias negras y leyendas, en este caso se
trata de la supuesta aparición del fantasma de un muchacho que falleció en la
última planta del edificio de bachillerato, cuando en tiempos era un internado ,
y en esa planta estaban los dormitorios de los chicos.
Al parecer debido a una fiebres
muy altas , el muchacho falleció y hasta ahora, su espíritu no ha abandonado el
edificio y recorre la última planta por las noches pues la habitación donde
murió está maldita y su fantasma se manifiesta.
Hay quienes dicen que algunas
madrugadas puede verse una luz encendida cuando no hay nadie en la escuela.
Incluso algunos aportan pruebas
como la supuesta confirmación de que en realidad hubo una muerte por sarampión
de un niño interno, o que el acceso a la última planta esté vedado, con rejas o
que el ascensor no llegue a esa planta.
Hay quien dice también que
simplemente esa planta la han dejado como almacén de trastos viejos debido al
mal estado en que se encuentra y a la falta de mantenimiento.
Y Yo me pregunto: ¿Existen de verdad los fantasmas? ¿Hay que
tenerles miedo?
En efecto, hay que tenerles miedo
pero a los fantasmas del alcohol, las drogas, a una mala digestión, al
insomnio... porque pueden producirnos
stress y alteraciones nerviosas asociadas a situaciones de crisis, y otras
causas, que pueden inducirnos a la experiencia de confundir la realidad con la
fantasía, o sencillamente a ser creadores de la propia fantasía que nos altera.
Evidentemente, y contestando la
pregunta que yo mismo me hago, no creo en la existencia real de los fantasmas.
Creo que los seres amados, y todos los demás que han fallecido, han trascendido
nuestro propio mundo y habitan en un lugar especialmente preparado para ellos,
y no disponen de conexión con el mundo que han dejado.
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