Resulta lógico que las mujeres
los tengan, evidentemente funcionan para amamantar a los hijos. Entonces, ¿por
qué los tienen los hombres? Para nada. Los pezones en el hombre no sirven para
nada. No tienen ninguna función específica, no la han tenido nunca y no es
probable que la tengan.
La respuesta está en la manera en
la que el sexo es desarrollado dentro del útero de la madre. En estado
embrionario, todas las personas se desarrollan de manera similar, siguiendo un
"patrón femenino". En otras palabras, todos empezamos siendo mujeres.
Aproximadamente 60 días después
de la concepción, la testosterona empieza a influir en quienes contienen un
cromosoma Y, es decir, los hombres. La hormona cambia la actividad genética de
las células tanto en los genitales como en el cerebro. introduce las
modificaciones pertinentes para que en el caso de los varones comiencen a
formarse los testículos (los órganos genitales femeninos permanecerán
indiferenciados por más tiempo). Una vez formados los testículos, estos
comienzan a producir testosterona hacia la novena semana de embarazo, de tal
forma que esta hormona inducirá cambios tanto en los genitales externos como en
el cerebro del niño. Para entonces, los pezones ya están presentes en las mamas
tanto en los fetos masculinos como en los femeninos.
En varios mamíferos, como los
ratones, las hormonas de los machos impiden la formación de los pezones, pero
en los humanos esto no sucede. Al ser completamente inofensivos, no han sido
eliminados por la selección natural.
No será hasta la pubertad cuando
las niñas comiencen el desarrollo de mamas y pezones. Estos tienen que
prepararse para su función principal: la de alimentar al recién nacido y al
niño a través de la lactancia materna, que cubrirá todas las necesidades del
bebé.
Los varones, sin embargo, no
experimentan esos cambios fisiológicos porque ni sus mamas ni sus pezones
albergarán ninguna función. Entonces, ¿por qué siguen estando ahí los pezones y
no han desaparecido a través de los tiempos? Al igual que sucede con otros
órganos (como el apéndice o las muelas del juicio), permanecen porque no
resultan negativos para el hombre.
La evolución humana no siempre es
perfecta (aunque se le acerca bastante según los más optimistas) y estructuras
sin ningún cometido, como los pezones en los hombres, se mantienen en el
organismo, pues no son perjudiciales ni comprometen otras funciones esenciales
en el organismo. Digamos que la evolución "deja estar" cuando no hay
peligro y cambia de estrategia cuando hay riesgos para la conservación de la
especie.
No sobran los pezones en los
hombres. Ni siquiera en el hombre y la mujer sobra el ombligo, que una vez
terminada la función de llevar la vida de la madre al bebé, se corta, pero dejando
ese pequeño detalle en el centro del cuerpo humano que sin ombligo sería menos
atractivo. El maravilloso arquitecto del universo, así como dejó los pezones
del hombre, también dejó el ombligo, poniéndole al final “la cereza al pastel”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario