jueves, 8 de febrero de 2018

El fantasma de la Escuela Virgen de Guadalupe

La Escuela Virgen de Guadalupe es un centro educativo perteneciente a la  Orden Religiosa de la Compañía de Jesús,  fundada en 1961. Siendo, desde entonces, un referente en el barrio de San Roque y en la ciudad de Badajoz, por su forma cristiana, cultural, científica, técnica y profesional; y en el que se ofertan los siguientes niveles educativos: Educación Infantil, Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional de Grado Medio y Grado Superior.
Como casi 60 años de historia dan para mucho, no pueden faltar las historias negras y leyendas, en este caso se trata de la supuesta aparición del fantasma de un muchacho que falleció en la última planta del edificio de bachillerato, cuando en tiempos era un internado , y en esa planta estaban los dormitorios de los chicos.
Al parecer debido a una fiebres muy altas , el muchacho falleció y hasta ahora, su espíritu no ha abandonado el edificio y recorre la última planta por las noches pues la habitación donde murió está maldita y su fantasma se manifiesta.

Hay quienes dicen que algunas madrugadas puede verse una luz encendida cuando no hay nadie en la escuela.
Incluso algunos aportan pruebas como la supuesta confirmación de que en realidad hubo una muerte por sarampión de un niño interno, o que el acceso a la última planta esté vedado, con rejas o que el ascensor no llegue a esa planta.
Hay quien dice también que simplemente esa planta la han dejado como almacén de trastos viejos debido al mal estado en que se encuentra y a la falta de mantenimiento.

Y Yo me pregunto:  ¿Existen de verdad los fantasmas? ¿Hay que tenerles miedo?
En efecto, hay que tenerles miedo pero a los fantasmas del alcohol, las drogas, a una mala digestión, al insomnio... porque  pueden producirnos stress y alteraciones nerviosas asociadas a situaciones de crisis, y otras causas, que pueden inducirnos a la experiencia de confundir la realidad con la fantasía, o sencillamente a ser creadores de la propia fantasía que nos altera.
Evidentemente, y contestando la pregunta que yo mismo me hago, no creo en la existencia real de los fantasmas. Creo que los seres amados, y todos los demás que han fallecido, han trascendido nuestro propio mundo y habitan en un lugar especialmente preparado para ellos, y no disponen de conexión con el mundo que han dejado.

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