martes, 13 de febrero de 2018

Se abre el telón del cielo y aparece Aurora

Los cielos invernales del Polo , usualmente oscuros, se ven  invadidos por el brillo verde de una aurora polar , la diosa romana del amanecer, creando este escenario con la estela de la Vía Láctea y un cielo cuajado de estrellas como telón de fondo.

Aunque el Sol apenas se eleva sobre el horizonte durante meses, sus efectos se hacen notar fugazmente con la vista de las auroras polares (en el polo sur se denominan australes o luces del sur y en el polo norte son conocidas como auroras boreales o luces del norte).

En la antigüedad, tanto en Occidente como en China, las auroras polares fueron vistas como serpientes o dragones en el cielo, debido al telón creado por esta aurora que serpentea hacia la borrosa banda de luz conocida como Vía Láctea, que se eleva en el cielo.

Las auroras tienen formas, estructuras y colores muy diversos que además cambian rápidamente con el tiempo. Durante una noche, la aurora puede comenzar como un arco aislado muy alargado que se va extendiendo en el horizonte. Cerca de la medianoche el arco puede comenzar a incrementar su brillo, pueden formarse ondas o rizos a lo largo del arco y también estructuras verticales que se parecen a rayos de luz muy alargados y delgados. De repente la totalidad del cielo puede llenarse de bandas, espirales, y rayos de luz que tiemblan y se mueven rápidamente por el horizonte. Su actividad puede durar desde unos pocos minutos hasta horas. Cuando se aproxima el alba todo el proceso parece calmarse y tan solo algunas pequeñas zonas del cielo aparecen brillantes hasta que llega la mañana.

Este despliegue de color se produce cuando las partículas cargadas eléctricamente que provienen del Sol, y que viajan hacia nosotros con el viento solar, se intercalan en los campos magnéticos de la Tierra y excitan los átomos de las capas altas de la atmósfera. Los colores responden a colisiones con diferentes gases de la atmósfera a diferentes altitudes. Las colisiones con átomos de oxígeno normalmente generan auroras verdes, mientras que el nitrógeno enciende el cielo de colores rojizos.

Dado que nuestro Sistema Solar se encuentra dentro de la Galaxia Vía Láctea, esta brillante veta es lo que vemos desde uno de sus extremos mirando hacia el centro.
La naturaleza irregular de este telón presenta lugares con restos de abundante formación estelar intercalados con oscuros “huecos” de nubes de polvo que oscurecen el entorno.

Al comienzo, en mayo,  solo una leve luz en el horizonte indica la ubicación del Sol que señala la separación del día de la noche, luego desaparece sumiendo la zona  en una completa oscuridad  en el punto más profundo del invierno a mediados de junio, para luego nuevamente comenzar aparecer, lenta pero constantemente hasta dar paso a la salida del Sol real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario